Idólatras de la lejanía
La pandemia ha llegado para resaltar y exponer nuestras limitaciones como sociedad. Lejos de poder subsanar nuestra condición autodeterminante y solitaria, nos hemos convertido en espectadores de nuestro propio infortunio, sin posibilidades ciertas de poder remediar nuestra inconsistencia. Abandonado el afecto, hemos permitido que el tiempo mute, convirtiendo el espacio en algo inconsistente donde los hombres y mujeres conforman relaciones vacías, ligeras de responsabilidades. Frente a esta realidad tan permeable, el murciélago chino pudo alcanzar la eficacia conceptual que cualquier ensayista hubiese deseado para su postulación ideológica: la popularidad o la masificación de una idea. Hoy todos sabemos gracias al bicho asiático, que la nostalgia es algo que ha desaparecido hace tiempo, cuando el hombre renunció a la compañía en pos de la conveniencia. Hace unos días revisaba algunas fotos que tengo guardadas en el fondo de uno de los cajones del modular. Son fotos viejas a las que vue